domingo, 1 de agosto de 2010

La casa de muñecas

Corriendo con sus pies sin dedos

Aplaudiendo con sus manos rígidas

Sonriendo perennemente

Las muñecas juegan a las escondidas.

Dónde te has metido, muñequita de porcelana

Con tu vestido hecho a mano

Con tus zapatos negros bien pulidos

Con tu cabello color chocolate amargo.

Buscándote estoy y no te encuentro

Deja de esconderte ya, muñeca hermosa

Ven aquí y te leeré un cuento

Sobre una verdad muy famosa.

Erase una vez una muñeca como tú

Con sus cabellos color caramelo y ojos pintados de azul

Era hermosa, sin duda, con sus largos vestidos de seda

Toda una piedra preciosa, algo que cualquiera quisiera.

Ella gustaba de jugar en el jardín, entre las flores

Siempre cantando alegre y risueña

En un lugar donde con el sol corretea

Y mientras baila la luna, ella sueña.

Sin embargo un día, mientras por el jardín corría

Una sombra cubrió su camino de súbito, sin previo aviso

Ella miró hacia arriba, buscando eso que le tapaba el sol

Y le vio allí de pie, hermoso, perfecto, como un ángel con alas tornasol.

Se arrodilló junto a ella y le susurró palabras al oído

Dijo comprenderla perfectamente, como nunca nadie le había entendido

Le ofreció cuanto pudo, joyas, vestidos, zapatos, todo lujo

Pero ella se negó a su ofrecimiento diciendo:

“Ni joyas ni bellos trajes quiero yo

Mi soledad no se paga con materiales

Quiero la compañía de alguien a mi lado

Quiero el cariño de alguien especial

De alguien que no se vaya jamás”

Él le sonrió y le tendió su mano

Permitiéndole subirse sobre ésta

La llevó dentro de casa, a su palacio

Y allí la consintió como a una reina.

Jamás se apartó de ella

Y ella le amaba como a nadie

Él era como su salvador, como su ángel

Y ella para él, una princesa.

La muñeca vivía feliz en su casita de madera

Dentro de la habitación del joven galán

Veía el sol salir cada mañana

Y ocultarse antes de irse a acostar

Todo era como un sueño, una fantasía

Como vivir en un país de maravillas

Siempre estaba feliz, siempre reía

Porque estaba junto a alguien que le quería.

Pero un día todo se hizo polvo

Todo volvió a sentirse solo

Ese día maldito en el que el joven contento a casa llegó

Con una noticia entre manos, algo que ella jamás esperó.

“¡Estoy enamorado, enamorado!” gritaba de felicidad

Cogiendo a su muñeca entre brazos y abrazándola, fraternal

Ella le miraba sin entender, sin saber de qué hablaba

Hasta que él la dejó sobre la mesa y se sentó, a explicarle qué pasaba.

“Conocí a una mujer maravillosa, perfecta como ninguna

Con ojos profundos y verdes, ¡y piel blanca como la espuma!

Mañana iré a pedir su mano, la quiero como esposa a mi lado

Es magnífica, ideal, justo a quien estaba esperando.

La muñequita sintió un fuerte dolor en el pecho

Un vacío indescriptible, terrible

Su joven se había enamorado de otra, no de ella

Le había dejado de lado, sola, indefensa.

“¿Qué tiene ella que a mí me falte?

¡Mis ojos son azules, como el mar, como el cielo!

Mi piel es más blanca que los rayos que da la luna

¡Y mi cabello brillante del color del caramelo!

El joven le miraba con ternura

Encantado con la actitud de la muñeca

Se inclinó hacia ella y besó su cabeza

Dedicándole una sonrisa cargada de dulzura.

“Pequeña mía, perdóname por todo esto

Pero creo que te has enamorado de quien no debías

De verdad, nunca fue mi intención que lo hicieras

Jamás pude darme cuenta de lo que sentías”.

Ella jamás pudo llorar, de sus ojos no brotaban lágrimas

Sus piernas se volvieron suaves, sin poder sostenerla

Sus brazos perdieron fuerza y sus ojos brillo

Justo en el momento en el que su corazón se resquebrajó a la mitad por el dolor.

Y él jamás logró quitarse la culpa de encima

La culpa de verla muerta y todo por su causa

Por no saber mirar más allá de lo que veía

Por no escuchar más allá del silencio.

Y así la muñeca pensada princesa murió de dolor

Murió con el corazón destrozado de desamor

Sin poder hablar ni gritar, ni siquiera llorar

Después de haber aprendido a amar de verdad

Se quedó vacía, hueca

Muerta, en la entrada de su casita de muñecas.




Photobucket

No hay comentarios:

Publicar un comentario